La distrofia muscular de Duchenne tiene cura

La enfermedad de Duchenne es la forma más frecuente y devastadora de distrofia muscular, que afecta a niños varones de 2 a 6 años, en una proporción de 1 entre cada 3500 nacidos, con una expectativa de vida de alrededor de los 20 años. Las complicaciones graves en más del 80 por ciento de los pacientes están relacionadas con problemas pulmonares, donde hay insuficiencia ventilatoria (respiratoria) y cuadros infecciosos severos. Se considera una enfermedad genética que hace que los músculos pierdan función de manera progresiva. Quienes la padecen, desde una temprana edad necesitan silla de ruedas y, posteriormente, asistencia, pues sus brazos y manos dejan de responderles. La dependencia de estos pacientes acaba siendo total: no pueden andar, coger cosas, tienen dificultades. Además, según avanza la enfermedad, los problemas respiratorios y cardiacos aumentan y la mayoría acaban falleciendo por fallo cardiaco o respiratorio. Se afirma que el gen responsable de todo esto se relaciona con el único cromosoma X presentes en varones, mientras que las mujeres tienen dos y si uno de ellos está afectado por la mutación, el otro sano lo corrige. Así pues, es más común que las mujeres sean las portadoras del gen defectuoso. La medicina alopática considera este trastorno incurable y solo hay remedios, altamente tóxicos, que ayudan a paliar los síntomas, a retardar su aparición o a prevenir las complicaciones que puedan surgir.

No estoy de acuerdo con todo esto. La Duchenne es un trastorno autoinmune y es curable, pero lleva tiempo, dedicación y paciencia. Como en todos los trastornos autoinmunes, es indispensable corregir la alimentación y restaurar la justa permeabilidad intestinal, además de modular oportunamente el microbiota. Mi estrategia se basa en la enseñanza del doctor Seignalet, pero engloba la teoría de los grupos sanguíneos, considera más profundamente las lectinas aglutinantes y limita a niveles saludables la glicación avanzada y los oxalatos. Sin olvidar el umbral de leucina, fundamental para recobrar masa muscular. A esto hay que añadir un plan de suplementos herbales y ortomoleculares, ejercicios de rehabilitación y masaje Wukong.

Aquí el testimonio de un caso que fue extremadamente difícil, pero mi determinación y la confianza del niño y de su familia nos llevaron a la curación total:

“Me llamo Yeray Camacho, nací en Arrecife, Lanzarote. Poco después de mi nacimiento, los médicos me diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne (al principio me diagnosticaron el síndrome de Freeman-Sheldon). Tenía una musculatura casi inexistente, un retraso en el desarrollo motor y el comienzo de una malformación del cuerpo. Tras un largo período de tratamiento por varios médicos, a los cuatro años un especialista privado concluyó que mi enfermedad me llevaría a una silla de ruedas y a una muerte prematura. A los cinco años conocí a Gianni. En aquella época mi cuerpo estaba muy débil, apenas podía andar y mi postura no era correcta. Empecé un tratamiento con él basado en nutrición, masajes, ejercicio y medicina natural. En un año mis músculos empezaron a despertar, mi postura mejoró y me hice cada vez más independiente. Mi mejoría era asombrosa, en las revisiones anuales a las que me sometía a través de la seguridad social, aunque siempre me daban un trato muy correcto y agradable, nunca encontraban una solución real a mis problemas. Mi tratamiento con Gianni duró hasta los 12 años de edad, al principio eran visitas semanales y luego cada vez más esporádicas a medida que mejoraba. El tratamiento no era nada caro y el trato a nivel personal y humano era excepcional. Gracias a él, practiqué varios deportes, desde artes marciales hasta triatlón, y aunque nunca destacé en ellos, pude disfrutar de una infancia activa. Ahora tengo 33 años y llevo una vida completamente normal. Soy diplomado en Magisterio por la Universidad de Granada, viví en el Reino Unido donde aprendí el idioma y trabajé en una empresa de limpieza: un trabajo que requería mucho esfuerzo físico. Actualmente estoy estudiando mi segunda carrera en Tenerife. En definitiva, y a pesar de las expectativas que me dio la medicina convencional, he disfrutado y disfruto de una vida plena gracias a que mis padres no tuvieron miedo de intentar un camino diferente, pero sobre todo gracias a Gianni a quien mi familia y yo siempre estaremos muy agradecidos”.

Yeray Camacho Gonzales Lanzarote, Julio 2023

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