Cáncer de mama, una inmensa tragedia

«Lloro por todas las mamas destruidas, por todos los úteros extirpados y me pregunto: ¿No era posible hacer algo distinto, no llegar a tal grado de exterminio, evitar incontables desesperaciones?» –

 Guido Ceronetti

«El cáncer de mama se ha transformado en un mercado impulsado por la industria. Se ha convertido en un negocio para los patrocinadores corporativos de estrategias innovadoras de financiación para tratar el cáncer de mama

Samantha King, autora de «Pink Ribbons Inc.»

A lo largo de la historia humana, abarcando casi todas las culturas y continentes, a las mujeres se les ha negado sistemáticamente el derecho a acceder a la información: mantener a las mujeres ignorantes significa poder controlarlas y tratarlas como bienes personales. Desde la masacre de Hipatia por parte de la naciente barbarie de pseudo-religiosos que usaban (y siguen usando) el nombre de Cristo para crear otro imperio machista empapado de misoginia, hasta el tiempo de la segunda guerra mundial, las mujeres eran consideradas ciudadanas de segunda clase y no podían ni votar. Y se les negaba el derecho a conocer la información que les daría más control sobre sus propias vidas.

El paso final de esta obscenidad se debe a la industria del cáncer, principalmente «made in USA», con la complicidad de grupos ingleses, suizos, alemanes y poco más. Una industria dominada por hombres poderosos y unas pocas mujeres que, por desgracia, actúan como los hombres. La industria del cáncer explota los cuerpos de las mujeres para generar beneficios para las empresas farmacéuticas, mientras que sistemáticamente les niega acceso a la información que podría enseñarles cómo evitar el cáncer de mama (y otros tipos de cánceres).

Para comprender realmente la magnitud de la conducta sumamente inmoral, codiciosa y cruel de la industria farmacéutica, llamada en su totalidad «Big Pharma», es preciso ampliar el ámbito del conocimiento y entendimiento y considerar, antes que todo, la naturaleza de la codicia y maldad humanas, comprender cómo han sido tratadas las mujeres en los últimos cuatro milenios de dominación masculina y considerar otros sistemas de medicina que existen en el mundo y han demostrado ser efectivos.

En general, la industria del cáncer, a través de su autoridad y postura mafiosa, ha desacreditado todos los sistemas de medicina distintos a los suyos. Otra estrategia de la industria del cáncer es mantener a las mujeres en un estado de ignorancia acerca de las soluciones que en realidad podrían curarlas. Convierte a las mujeres en víctimas de los tratamientos que les dictan las instituciones sobre el cáncer y las empresas farmacéuticas, los cuales dejan pingües ganancias por cada ronda de quimioterapia y radiación que prescriben médicos ignorantes o cómplices.

Por todo esto, el símbolo de la tragedia del cáncer de mama en Estados Unidos es la cinta rosa, que no es un símbolo de compasión hacia las mujeres afectadas por el cáncer. El lazo rosa es un símbolo de falsa dulzura que oculta la crueldad de la cancerocracia. Millones de mujeres son mutiladas de su símbolo de feminidad y tremendamente marcadas por la breve vida que les quedará después de la masacre. No cabe el lazo rosa en la cabeza de mujeres sin cabello a consecuencia de la quimioterapia.

El símbolo verdadero debería ser dos cubos, uno lleno de dólares y el otro de mamas amputadas.

Y ¿dónde acaban las donaciones procedentes de las ventas de productos de color rosa? Porque han organizado la gran estafa de los productos con la cinta rosa. La compra de una lata de guisantes con una cinta rosa, por ejemplo, proporciona dinero en donaciones. ¿Donaciones a quién? ¿Acaso este dinero se invierte en programas de educación nutricional para las mujeres? ¿O se invierte en estudios sobre tratamientos del cáncer que no sean farmacéuticos? ¿O se subvencionan médicos alternativos o naturópatas para encontrar y perfeccionar estrategias para la verdadera cura del cáncer? Absolutamente no. Este dinero entra en las cuentas bancarias de grupos que declaran sus organizaciones sin fines de lucro, como la Fundación para combatir el Cáncer de mama, varias ONG y varios organismos no gubernamentales que tendrían que estar del lado de las mujeres afectadas por el cáncer de mama. ¡Menuda trampa! Casi todos estos grupos tienen un lazo con las compañías farmacéuticas que no es una cinta rosa, sino negra. Porque el dinero que reciben de Big Pharma es dinero negro. Estos grupos se dedican a asustar a las mujeres e impulsar las «pruebas» gratuitas masivas para la detección precoz del cáncer de mama con el fin de multiplicar el número de personas que pueden ser «tratadas». Y así mover montañas de dinero para la codicia de los comerciantes del cáncer y la infelicidad y la muerte prematura de las mujeres.

No hay solo desinformación y condicionamiento colectivo, hay todo un complot en su contra (y también en contra de los hombres y niños, por supuesto): desde la pechuga de pollo con arsénico y manzanas llenas de venenos, desde el agua «potable» y los desodorantes, hasta la pasta dental y los ambientadores domésticos, todo apunta al crecimiento ya epidémico del cáncer. Y finalmente, las mujeres acuden al oncólogo creyendo que es la única posibilidad de salvación y entran en un triste restaurante donde el menú solo ofrece fármacos letales, bisturí y radiación ionizante.

Pero el lado más angustiante y horrible de esta inmensa tragedia está en las muchas mujeres sanas operada y obligada a recibir chemioterpia sin tener cáncer alguno. El afán de dinero y la crueldad de varios oncólogos al sueldo di Big Pharma ha llevado a este horror. Uno de los primeros casos fue el escándalo de la Clinica Santa Rita e Milán, en junio de 2008 cuando varias mujeres, incluso muy jóvenes, les extirpan una mama y recibieron chimioterapia. No jubo justicias porque de los 15 médicos encarcelado solo uno ha sido condenado a 30 años y todos los otros puestos rápidamente en libertad.

Uno de los últimos casos, terrible, ha sido a Detroit, en donde un oncólogo ha masacrado cientos de mujeres que no tenían cáncer de mama. Y, per suma injusticia, este “medico” ha sido condenado a una pena relativamente leve. Este es el link par más información.

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150709_medico_falso_cancer_victimas_detroit_jm

No he investigado más en este asunto y no tengo pruebas, pero creo que la tercera parte de las mujeres han sido operadas y envenenadas con la chimio sin tener nada más que inocua mastopatía. 

El mejor consejo, en caso de diagnóstico de cáncer es pedir un estudio en una clínica privada (sin decir nada en relación al diagnóstico recibido) y si es posible, en un País en dende la corrupción es menor: Suiza, Alemania, Noruega, Suecia. En caso se confirme el diagnóstico hay que elegir un buen tratamiento biológico. No aconsejo no hacer nada. Pero sin hacer nada se vive mucho más tiempo Hardin B. Jones, un fisiólogo de la Universidad de California, habló en 1975 en el Congreso de Oncología en la Universidad de Berkeley denunciando el uso de estadísticas falsificadas y demostrando que los pacientes con cáncer que no están sujetos a las tres terapias canónicas (quimioterapia, radioterapia y cirugía) sobreviven más tiempo que los que reciben estas terapias. El Prof. Jones demostró que las mujeres con cáncer de mama que rechazaron el tratamiento convencional mostraron una supervivencia media de 12 años y medio, cuatro veces superior a la de tres años, alcanzada por aquellos que están sometidos a las maquinaciones de los oncólogos.

Las probabilidades de que un oncólogo en un hospital hable de alimentación vegetariana o vegana o de alimentos útiles para curar el cáncer son casi nulas. Incluso no hablan de remedios baratos y sumamente eficaces, pero no rentables para Big Pharma, como la vitamina D3, de la cual se ha demostrado que previene el 77 por ciento de todos los cánceres. Investigaciones recientes muestran que la vitamina D3 detiene el crecimiento de tumores de casi todos los tipos. Esta vitamina, que en realidad es una hormona, hace tiempo estaba disponible de forma gratuita, siendo creada por la piel en respuesta a la energía solar, pero algo ha cambiado en la última década. Las nefastas chemtrails han alterado el cielo con la masiva difusión de cadmio y aluminio. Por ende, ha disminuido mucho la fuerza de los rayos solares UVB y entonces ya tener vitamina D tomando el sol se ha vuelto difícil. Y por este desastre ambiental, el cáncer pronto será la segunda causa de muerte después de la iatrogenia. Y por eso tomar vitamina D3 se ha vuelto absolutamente necesario. Pero hacer solo esto como medida de prevención no basta. Es necesario tomar también magnesio, quercetina, zinc, cobre, vitamina K2, seguir una dieta predominantemente alcalina, cuidar de la salud mitocondrial y procurar tener niveles normales de cortisol. Y, sobre todo, evitar fármacos y vacunas.

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