Un especialista maxilofacial sumamente incompetente o muy listo y sumamente peligroso…
Aquí el testimonio de algo casi increíble:
“Una mañana me desperté con el oído izquierdo completamente sordo. Fui corriendo al otorrino, que no pudo encontrar la causa de la sordera.
No había nada anormal en mi oído. Entonces me aconsejó que consultara a un especialista maxilofacial, alguien que lo sabe todo sobre mandíbulas.
El experto ordenó una serie de exámenes y encontró la causa del problema en ambas mandíbulas, que ya eran defectuosas de nacimiento. Anunció que sin una operación también me quedaría sorda del otro oído.
La operación prevista era faraónica: extraer todos los dientes, remodelar ambas mandíbulas con martillo y cincel y, a continuación, ¡reemplazar todos los dientes!
También cabía la posibilidad de que, dada la imposibilidad de hacer todo ese complejo trabajo de albañilería desde dentro, fuera necesario cortar la cara y hacerlo desde fuera. Pero me aseguró que no quedarían cicatrices y que la cirugía plástica lo arreglaría todo.
Estaba aterrorizada y mi madre me llevó a Gianni, que me preguntó si me había caído antes de que surgiera el problema.
Le contesté que sí, pero que no era para tanto. Gianni me invitó a subirme a la camilla de osteopatía. Me tocó las vértebras del cuello: el dolor era evidente. Me dio un pequeño masaje en la parte superior de la espalda, los hombros y el cuello y luego presionó secunda y terceras vértebras cervicales. Cuando me levanté de la camilla oía perfectamente por los dos oídos. Prefiero no indicar los nombres de los médicos porque no quiero otros problemas”.
Aridai Alonso Pérez
Fuerteventura, mayo de 2015