El sistema endocannabinoide no se limita a una función fisiológica específica, sino que se encarga de mantener la homeostasis de nuestro cuerpo, influyendo en casi todos los demás sistemas y modificando su funcionamiento. Es, por tanto, uno de los sistemas más importantes de nuestro cuerpo, aunque suele ser desconocido para muchas personas y su funcionamiento es poco entendido. Fue descubierto en la década de los 90, a través del estudio de los fitocannabinoides como el THC y el CBD. Se supo entonces que la mayoría de los mamíferos tienen receptores cannabinoides. En 1992 se descubrió el primer cannabinoide producido por el organismo de forma natural, la anandamida, también conocida como la molécula de la felicidad. Estos dos acontecimientos condujeron al descubrimiento del sistema endocannabinoide, el cual debe su nombre a la planta que hizo posible su hallazgo, el cannabis.
Este sistema desempeña un papel crucial en la regulación de nuestra fisiología, estado de ánimo y experiencia diaria: relajación, alimentación, sueño, olvido, protección… Modula el desarrollo embrionario, la plasticidad neural, la neuroprotección, la inmunidad, la inflamación, la apoptosis y la carcinogénesis, el dolor, la memoria emocional, el hambre y el metabolismo. Es evidente que es necesario comprender cómo activar o desactivar partes de este sistema en terapias para trastornos crónicos, en la prevención y en estrategias para una buena calidad de vida y longevidad. Es posible activar este sistema con el CBD del cannabis y con varios alimentos funcionales: por ejemplo las hojas de laurel, la cúrcuma o el comino pues activar el sistema CBD 1. Y hay que desactivar los receptores GPR55 en estrategias para la cura del cancer.
La ciencia de vanguardia ha demostrado que el sistema endocannabinoide está desregulado en casi todas las condiciones patológicas. Por lo tanto, es lógico pensar que “la modulación de la actividad del sistema endocannabinoide puede tener un potencial terapéutico en casi todas las enfermedades que afectan a los humanos”, como sugirieron Pal Pacher y George Kunos, científicos del Instituto Nacional de la Salud (NIH) de EE. UU., En una publicación de 2014.
Hay que considerar que muchos productos de aceite de CBD se fabrican con poca supervisión regulatoria. La ventaja de todo esto es el fácil acceso al aceite de CBD. La desventaja es la calidad a veces inconsistente. El aceite de CBD mal procesado puede estar contaminado con residuos de solventes tóxicos, pesticidas, jarabe de maíz, sabores y colores artificiales y otros contaminantes. Afortunadamente, también hay productos de aceite de CBD de buena calidad.