La artritis autoimune es curable

Estoy muy contenta de compartir el testimonio de la grandeza y la ciencia de Gianni Cesarini.

La complicidad de mi marido – médico cirujano- fue fundamental, porque dio un apoyo científico que silenciaría definitivamente a todos los escépticos.

Mi historial médico es el siguiente: de adulta, contraje una terrible mononucleosis que me dejó con una terrible artritis autoinmune  que atacó violentemente las rodillas, dejándome inválida de repente.

Cada rodilla estaba hinchada como la cabeza de un recién nacido y debido a las grandes cantidades de líquido sinovial constantemente tenía que correr al hospital para que me lo succionaran y poder tener unas horas de alivio.

Estas idas y venidas se prolongaron durante 18 veces. La enfermedad seguía avanzando y yo estaba cada vez más inválida.

Había consultado a varios especialistas, y todos habían llegado a la misma conclusión: quimioterapia en pequeñas dosis pero durante largos periodos de tiempo.

Estaba aterrorizada, sabía que entraría en un túnel del que nunca saldría.

Al final, después de muchas recomendaciones, consulté al profesor Scarpa, considerado una lumbrera que me dijo con franqueza y tranquilidad: ‘¿Por qué pones esa cara? El metotrexato es básicamente un medicamento de quimioterapia a dosis bajas.

Con la quimioterapia a dosis bajas no hay que tener miedo».

Esto fue suficiente para subirme a un avión y catapultarnos a mí y a mi marido a casa de Gianni. La semana que pasé con él, con todas sus instrucciones dietéticas, suplementos, comidas, la impresionante naturaleza de la isla, la música de fondo personalizada para los masajes Wukong, los paseos a lo largo de la hermosa playa de Famara, ¡me devolvieron a la persona que era antes de la enfermedad!

Los debates diarios entre mi marido y Gianni también fueron hermosos y fascinantes.

Mi marido es un médico tradicionalmente doctrinario, pero con Hipócrates siempre tatuado en el alma, y Gianni un terapeuta libre de adoctrinamiento, pero imbutido de ciencia. Sus conocimientos son monstruosos, mi marido mismo que estaba sometido a un tratamiento tradicional por fibrilación auricular severa, con 12 pastillas al día por diversas patologías, cuando volvió, se redujeron a 8 y hoy, por decisión suya, a sólo 4.

Siento con todas mis fuerzas poder decir que Gianni es como Beethoven, un genio, para nosotros el último genio que nos queda.

Patrizia Loabi Angelillo,
Nápoles 

12 de octubre de 2019

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